martes, 15 de diciembre de 2009

Kindle killed the newspaper star?

El año 2009 ha dicho adiós a 367 periódicos estadounidenses, según datos de Media Finder —cifra inferior, no obstante, a los 526 y 573 que cayeron en 2008 y 2007, respectivamente—. Además, otras 64 publicaciones cerraron las páginas de papel y se volcaron en su negocio online.

Estas cifras, recogidas por 233grados, me han traído a la cabeza uno de los debates que más nos ha perseguido a los profesionales de mi generación, incluso desde la época universitaria: el futuro del periódico impreso. Aún me acuerdo de aquella charla que en primero de carrera vino a darnos José Luis Martínez Albertos. El catedrático emérito de la Universidad Complutense defiende desde hace más de diez años que la defunción del periódico de papel se producirá en 2020 (El ocaso del periodismo, 1997: Editorial CIMS). Recuerdo vagamente que aquella conferencia —año 2000 aproximadamente— me produjo una absoluta indiferencia, entre otras cosas porque su planteamiento me parecía una locura.

¡Cómo han cambiado las cosas casi diez años después!. Día tras días nacen nuevos medios nativos de la red (por cierto, leo mientras escribo este post que elpais.com ha fichado a Gumersindo Lafuente y su equipo de Soitu). Y día tras día se quedan en el camino rotativos que no han sabido adaptarse al nuevo formato. Yo he sido uno de esos románticos que pensaba que el periódico nunca moriría. Confiaba en que si se supiesen adaptar los contenidos, limitando la información y potenciando la opinión y la interpretación, podría subsistir. Pero, amigos, he der reconocer que cada día tengo más reticencias. Sé que existen infinidad de factores de diversa índole que afectan al nuevo papel del papel, valga la redundancia, y que el tema daría para veinte tesis doctorales diferentes. Sin embargo, el mes pasado Enrique Dans me dio la puntilla final con una única cuestión, un comentario que hizo a raíz de su primera “experiencia Kindle”: “Lo primero que se me viene a la cabeza es que hablamos de un dispositivo que casi tienes que hacer un ejercicio mental para recordar que es eléctrico”. Reconozco que aún no he podido probar el Kindle, pero si este lector realmente consigue que la experiencia de leer un periódico digital se asemeje tanto a la del analógico creo que habría que dar por válidas las premoniciones Martínez Albertos y muchos otros gurús.



Los contenidos ya empiezan a adaptarse a la nueva realidad. La profesión ya no duda de que, como decía Walter Lippmann, una vez leído, el periódico sólo sirve para envolver el pescado. Pero, a pesar de ello, la portabilidad del formato y su fácil manejo lo hacían, en mi opinión, insustituible. La lectura en papel ha ido siempre estrechamente ligada a ciertos momentos del día, únicos para cada uno. Pensemos y nos daremos cuenta de que siempre solemos leer el periódico en una situación determinada. Por ello, el futuro del periódico tradicional dependerá de la supervivencia de momentos de lectura tan sagrados como el desayuno, el metro o el sofá de casa. Quizá sea una visión demasiado romántica, pero creo que si los lectores digitales saben mantener el encanto y la tradición de ese momento de lectura me temo que, una vez que sus precios estén al alcance de todos, habrá que ir pensando en la defunción definitiva del periódico.

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