sábado, 9 de enero de 2010

Una defensa del editorial

Interesante el artículo de Pantxo Unzueta publicado en El País hace un par de días. El periodista analiza cómo debe ser la estructura de un buen editorial, independientemente del medio en el que se publique. Comparto, por una parte, su defensa de ese periodismo interpretativo y opinativo que adquiere toda su plenitud en el género editorialista. Por otra parte, estoy de acuerdo en su crítica de esa vorágine de inmediatez que acosa desde hace tantos años a la profesión y que en muchas ocasiones tanto daño ha hecho a la calidad de los contenidos. 

Ahí van un par de interesantes párrafos de autocrítica que extraigo de dicho artículo: 

“La servidumbre de la rapidez, agravada por la presión de Internet, está dejando en desuso esa actitud racionalista. El más conocido editorialista de la transición, Javier Pradera, escribió poco después de dejar de serlo que la "carga del periodista" es tener que "pronunciarse en una hora allí donde los políticos pueden tomarse días de reflexión, los profesores meses de cavilación y los historiadores años de investigación."

"Pero además de la prisa influye la actitud. Los males del periodismo son los mismos que afectan a la política: el sectarismo y la superficialidad; y una consecuencia de ello es la pérdida del gusto por la argumentación, sustituida por la reafirmación del sentimiento de pertenencia, ya sea ideológica o nacional. En su polémica con Sartre, Camus se rebelaba contra quienes creen que basta con instalarse en el sentido de la marcha de la historia para tener razón. O con calificar a una cierta violencia como progresista para que los fines justifiquen los medios. Para él, un hombre rebelde es ante todo "un hombre que dice no" (pero que es capaz de decir sí)”

2 comentarios:

  1. Aunque lo mejor que dijo Camus en vida (no va a ser en muerte) es aquello de que "cuanto mejor sé de la moral y los hombres se lo debo al fútbol", totalmente de acuerdo con lo leído, muy razonable.
    En cualquier caso el posicionamiento riguroso del periodista en tiempo récord ante los acontecimientos noticiables es una guía sustancial e imprescindible para el lector. Cualquier acontecimiento sociopolítico genera una reacción inmediata en nuestras conciencias, y la réplica razonada (aunque poco) de expertos ayuda a sedimentar y ver de forma algo más compleja lo sucedido. Enriquece
    Por último añadiría que el periodista no debe ofuscarse en la comparación con el catedrático o el político, pues nadie espera ni quiere una opinión o estilo semejantes entre los tres actores, ni sería bueno tal cosa. Amén

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  2. Lo primero, gracias por tu comentario. Tan sólo matizar una cosa respecto a lo que dices. El problema viene cuando el periodista otorga más importancia la rapidez informativa que al posicionamiento adecuado respecto a la realidad.

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